Torta Selva Negra: un viaje dulce a mis raíces europeas
- Valeria

- 4 ago
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 23 sept
La torta Selva Negra es una de mis creaciones pasteleras favoritas, no solo por su sabor irresistible, sino también porque cada vez que la preparo, siento que me conecto profundamente con mis raíces europeas. Esta clásica delicia alemana, con
ocida también como Schwarzwälder Kirschtorte, es mucho más que un postre; es un pequeño ritual que me lleva a revivir tradiciones y sabores que forman parte de mi historia familiar.
La Selva Negra tiene un equilibrio perfecto: capas esponjosas de bizcochuelo de chocolate, rellenas con crema chantilly y cerezas ácidas en almíbar, todo coronado con virutas de chocolate y cerezas frescas. Esa mezcla de texturas y sabores es mágica, como un abrazo dulce que invita a detenerse y disfrutar el momento.
Pero más allá de la encantadora sensación al paladar, la torta Selva Negra para mí es un puente con mi herencia europea. Mi familia, como tantas otras, trajo sus costumbres, sus recetas y sus historias desde Alemania, y en esta torta se condensa todo ese legado. Prepararla es una forma de honrar esas raíces, de traer al presente lo que se vivió en otros tiempos y lugares, y de compartirlo con quienes hoy forman parte de mi vida.
Cada vez que hago la Selva Negra en casa, me dispongo con dedicación. Y la parte mas linda: servirla. Porque siento que no solo estoy compartiendo una exquisitez, sino también un pedacito de mi historia y de mi identidad. Y esa es, para mí, la verdadera esencia de cocinar con amor 🍫🍒

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